Cuando dormimos, el funcionamiento de cualquiera de nuestros sistemas orgánicos -presión arterial, ritmo respiratorio, frecuencia cardíaca, temperatura- tienen características peculiares distintas a las de vigilia.
El sueño se desarrolla por la noche en ciclos de cinco fases. Estos ciclos se repiten de 3 a 5 veces a lo largo de toda la noche, en función del número de horas que durmamos. De la fase 1 a la 4 estaríamos hablando de sueño No REM, en el que la mayoría de las funciones del organismo están reducidas y los movimientos corporales que se producen son involuntarios. La quinta fase se denomina fase REM, en la que nuestro cuerpo carece de tono muscular y gran activación cerebral.
Dentro del sueño No REM podemos distinguir la 1ª y 2ª fase, que se denomina sueño superficial, y la fase 3 y 4, sueño delta o de ondas lentas, también llamado sueño profundo.
El ciclo comienza por la fase 1, que es un período de adormecimiento que debería durar entre 1 y 10 minutos, para entrar en la fase 2, que aunque también es superficial ya es algo más profunda y que, a lo largo de la noche, viene a suponer un 50% del sueño total.
¿Qué ocurre en nuestra mente y nuestro cuerpo durante estas dos fases?
● Enlentecimiento del ritmo cerebral.
● Desaparición de las ondas beta (vigilia) y aparición de las ondas alfa.
● Relajación muscular con disminución de ritmo cardíaco y respiratorio.
Después pasamos a las fases 3 y 4, el llamado sueño profundo o sueño delta, y lo que sucede es que nuestro tono muscular es aún menor y nuestro cuerpo, fundamentalmente, se repara físicamente. Las ondas cerebrales predominantes son las delta.
El ciclo lo completamos con la fase 5, sueño REM o sueño con movimientos oculares rápidos. Esta fase es cualitativa y cuantitativamente diferente al No Rem, con niveles de actividad fisiológica cerebral similares al estado de vigilia, a veces superiores, por eso se le denomina también sueño paradójico.
Desde que empezamos a dormir, se entra en sueño REM en aproximadamente unos 90-100 minutos. Durante esta fase del sueño nos reparamos psicológicamente: se consolida la memoria y se eliminan datos que nuestro cerebro considera inútiles. Se realiza una limpieza profunda por parte del sistema glinfático, eliminando todo el material de desecho que se ha producido durante el día. Para que este proceso se realice adecuadamente necesitaremos unas siete horas de sueño.
Después de estos breves apuntes sobre la fisiología del sueño tienes que saber que, si no tienes un buen sueño, puedes conseguir un sueño de calidad si te empeñas en ello y lo trabajas
Te animo a ello, ¡no hay mejor inversión!
Carmen Castro Torres
Socia Directora de ZENWorking
Experta en técnicas de gestión del estrés
Comments