A lo largo de los años que llevamos impartiendo formaciones relacionadas con la gestión del estrés nos hemos encontrado con personas que dicen funcionar mejor cuando tienen estrés, y seguro que así lo sienten, pero he de hacer a dicha afirmación ciertas puntualizaciones que, de alguna manera, condicionan esta creencia.
Es cierto que en un estado de estrés equilibrado y ante un reto o circunstancia más exigente de lo normal nuestro cerebro pone a nuestra disposición todos nuestros recursos y habilidades para hacer frente a la situación, pero, lo que también es cierto, es que un estado permanente de estrés, acaba debilitando nuestros recursos y tiene importantes consecuencias cognitivas que, hoy en día, y después de la multitud de investigaciones científicas que lo corroboran, son incuestionables:
· Afectación de la capacidad de aprendizaje. El estrés excesivo provoca desconcentración y por tanto afecta a la memoria.
· La exposición crónica al cortisol provoca una rebaja en los niveles de adrenalina en ciertas zonas del cerebro por lo que se pierde la capacidad de atención.
· Disminuye los niveles de serotonina, hormona que afecta al humor y al sueño.
· Es el origen de estados de ansiedad y depresión.
· Se ve afectada la neuroquímica del placer porque se altera la dopamina. Una exposición a un estrés moderado y pasajero (exposición al cortisol moderado y pasajero) aumenta la segregación de dopamina por lo que puede crear sensación de bienestar (por ejemplo, montar en una montaña rusa…). En tanto que, la exposición crónica impide la síntesis de la dopamina por lo que cada vez el estímulo que se necesita tiene que ser mayor.
· Muchos estudios demuestran que el estrés crónico es la antesala de situaciones neurodegenerativas futuras (Parkinson, Alzheimer)
Si eres de aquellos que suele afirmar que “yo funciono mejor con estrés” y si ese estrés al que te refieres es tu estado habitual, te has preguntado alguna vez ¿Cómo serían tus resultados si no funcionaras desde ese estado?
Te ánimo a que pruebes a hacerlo distinto, aprende a gestionar tu estrés para hacer las cosas con “un puntito de activación”, simplemente en los momentos que sea necesario, y ¡registra tus resultados! Probablemente te sorprendas viendo aparecer tu mejor imagen.
Carmen Castro Torres
Experta en técnicas de gestión del estrés
Socia directora ZW
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